Como anarquistas, nos reconocemos en guerra contra esta sociedad y sus lógicas. Por lo mismo, no podemos ni queremos pasar por alto los difíciles momentos que debemos vivir quienes nos planteamos en ofensiva. La clandestinidad es una decisión sumamente difícil por la cual optar, pero es sin duda una de las más dignas.
No nos interesa saber si Hans es “culpable” o “inocente” de los cargos que se le acusan (instalación de 3 artefactos explosivos), al haber leído sus palabras nos hicimos cómplices en esta lucha.
Vamos al caso.
Hans Niemeyer cumplía arresto domiciliario, en el marco del proceso en su contra por instalación de tres artefactos explosivos (Banco BCI, Memorial de Jaime Guzmán y Automotora One), arriesgando 19 años de cárcel. Más tarde, el Grupo de Combate Manuel Gutiérrez y el Núcleo Autónomo del Crimen Revolucionario se adjudicaron dichos ataques, aclarando que Hans no tuvo participación alguna.
La condición de arresto domiciliario (otorgada el 28 de noviembre), consistía en que Hans no podía salir de su hogar, siendo controlado por la policía una vez todos los días. Esto en la teoría, ya que en realidad los carabineros sólo fueron un día (5 de diciembre) y nunca más se aparecieron. Hans aprovechó esta oportunidad y decidió fugarse, por lo que desde el viernes 7 de diciembre se encuentra inubicable. Sin embargo, la incompetencia policial sólo se percató de esta situación el día de ayer (viernes 14), día en que Hans se debía presentar en los tribunales para volver al régimen de prisión preventiva (el arresto domiciliario le fue revocado hace unos días).
Ayer, se despachó el aviso a la INTERPOL despachando una orden de captura internacional, previendo el riesgo de fuga al extranjero.
Pese a todo, Hans continúa sin ser ubicado.
>viva la anarquia