(Colombia)Medellín pidió la emergencia, por crisis de presos

Desde hace veinte días, debido a un fallo judicial que obligó al Inpec a descongestionar 600 presos de la cárcel de El Pedregal, a los detenidos sindicados de algún delito los están llevando a los calabozos del Palacio de Justicia, en La Alpujarra, que ya rebasaron el cupo y hay cerca de cien. Algunos llevan 15 días en condiciones no aptas.

El fallo sobre El Pedregal se sumó a uno de varios meses atrás, que le ordenó a la cárcel Bellavista no recibir más presos, pues tiene más de 7.000 internos, con un hacinamiento superior al 200 por ciento. Es decir, ni en El Pedregal ni en Bellavista se pueden recibir internos. A las otras 19 prisiones que tiene Antioquia tampoco se pueden remitir, por lo que la última opción fue tomar como prisión La Alpujarra y los calabozos de la Sijín y las estaciones de Policía, lugares que no están adecuados para permanencias largas, máximo de 5 o 6 horas.

En los calabozos de La Alpujarra hay un solo sanitario, una ducha, un orinal y ningún ingreso de luz. Como ya se ha contado, hay un preso con tuberculosis aislado en una celda y otro sufre de diabetes.

«Algunos se han enfermado y nos toca a nosotros llevarlos al médico custodiados», relató un policía de varios que asignó la institución para apoyar el complicado problema.

«Mi hermano tiene diarrea y no recibe atención», relató Diana Giraldo. La Secretaría de Salud realizó ayer una brigada.

Los guardias del Inpec que custodian el lugar narran que ha habido peleas entre algunos internos. El secretario de Gobierno, Jorge Mejía Martínez, ya descartó las opciones de San Quintín y El Buen Pastor por no llegar a arreglos. Sólo queda viable construir un pabellón en Bellavista y es una solución insuficiente y demorada.

«No hay fórmulas mágicas para esta crisis carcelaria y también humanitaria», advirtió.

IRÍAN AL ARCHIVO DE LA FISCALÍA

Una opción que tomaba fuerza  como solución temporal, de emergencia, era conducir a los detenidos al viejo Archivo del edificio de la Fiscalía, pero no había consenso sobre lo adecuado del lugar. Entre tanto, los presos que bajaban a audiencias en La Alpujarra debían esperar encerrados en buses del Inpec hasta ser subidos a los juzgados, en los sótanos no cabía un alma más.

Por GUSTAVO OSPINA ZAPATA

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